Cuando estoy lejos de casa pienso en todas las cosas que puede haber hecho en las mañanas sentada en el patio escuchando el fervor de las abejas, enumero los días que pase escribiendo cerca del puente de madera, como sonidos caen por mis manos y comprendo el sufrimiento y le pongo nombre a la nostalgia, olvido nombres y lugares.
Pienso en los relatos que nunca terminare y las frases más hermosas que no se han escrito jamas y se resbalan por mi boca, pero las olvido con el paso de la tarde y lloro.
Me ha tocado llorar infinitamente por todos los niños sin sueter y frio, no descansan mis ojos cuando lloran por Maria y continua la batalla de intentar ser fuerte y amarrar mi llanto pero pienso tanto.
Mi abuela es como yo piensa tanto y tanto. Mi madre cree que esta delgada por pensar y pensar yo les aseguro le pregunte a mi abuela con tanta nostalgia que no cabe en estas letras y me aseguro que era la edad, la duración de los días que no tenian piedad los minutos de silencios y las tardes de frio frente a la hoguera el humo me dijo, cuando estoy cerca del humo me da mucha tos pero qué hace uno si tiene frio.
Mi abuela nunca miente, porque sus ojos empiezan donde surge su corazón.
Pienso en Marcos mi alumno de la escuela hace una semana, ya no regreso a clases la imaginación se le desbordaba por los huesos, pienso en la historia que me conto de los caballos de su abuelo, para Marcos pensar en esa historia es como ir galopando en uno de ellos. Su abuelo siempre ha vivido aquí nunca a salido incluso al pueblo más cercano ha permanecido como esperan los árboles y los pajáros porque hay pajáros que no emigran. Su màs preciado tesoro es recordar a los caballos del presidente, el vive cerca de la cueva más antigua de esta localidad esta impresa en una montaña verde ahí radica su belleza y misterio, y pensar en la huida del presidente y saber que se oculto ahí es todo un asombro, el abuelo de Marcos era tan rapido que caminaba exageradamente rapido que pudo acompañar al presidente a la par de sus caballos en marcha cuando estaban a punto de apresarlo pero, a todos les importo más el presidente que los pasos de rayo del abuelo de Marcos. Quiza por la hermosura de los caballos. Dicen que se apilaban en la pequeña cueva y la luz que emitia su pelaje alumbraba la montaña y que de ahi el color que desprendia entre claro y brillante entre oscuro y suave.
Marcos no olvida los caballos siempre que puede se acerca a contemplar la cueva me ha dicho que siente frio y asombro, pienso en su abuelo y todos los momentos que han pasado juntos. Y en lo dificil que es para Marcos ya no tener a su abuelo, ahora pienso en el camino tan dificil que le espera para llegar a los Estados Unidos y me perturbo, para Marcos la cueva ya no importa sin su abuelo. Quiza cuando este en otro pais piense en los caballos y le encuentre nombre a la nostalgia, de pronto sonria al recordar el exagerado pelaje de los caballos que le servian de alfombra al presidente quiza ria demasiado o escriba un cuento.
Pienso...
Hola Miriam, me encanta leer tus artículos.
ResponderBorrarGracias Jorge! Un abrazo
BorrarInteresante historia, uno no se va del todo porque los recuerdos y pensamientos siempre nos acompañaran al lugar adonde vayamos, desde el exterior se puede ver mucho mejor lo que fuimos, lo que somos y todo ello nos hace soñar con un mañana en el cual podamos regresar a casa montados en un caballo blanco con fino pelaje al cual le llamaremos triunfo.
ResponderBorrarAsí es Hector Xp, gracias por leer esto
BorrarEs claro que la abuela ve desde el corazón y siente con sus ojos, con su mirar profundo y mímica facial, esta historia me recuerda a Justo Rufino Barrios y el bello paraje de Mira Peña,del bello altiplano; Rufino estará bien porque nacío en un lugar de luchadores, un saludo a Adalid de rocadetahona.
ResponderBorrarMuchos saludos! Gracias por comprender estas letras!
BorrarMe gusta como expresa sus sentimientos y nos lleva a remontarnos en la distancia a los parajes que nos llenan de nostalgia con cariño Rocadetahona.
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