Vuelvo lenta a verte desprevenido qué pensaras el día
de la muerte.
Dónde quedan las palabras que se rompen y se
manchan con tinta
dónde vuelvo a verte desde lejos e intento despegar
tanto
silencio de la tierra, dónde sitúo al loro en una
tierra fría, en un laberinto
de concreto, cómo termino esta rutina: jaula, patio,
tierra; casa y jaula
árbol pequeño de durazno, patio, jaula.
Cómo termino, cómo logro descifrar el suceso.
Vuelvo y te veo, estás más limpio que siempre
estas más brillante como desde aquel otoño
aquel otoño que vio pasar 100,000,000 loros azules
a dónde iban?
sabes tú decirme, los viste
seguro de que eran loros, los viste y no me mientes cuando me clavas
la mirada, con silencio.
Es ahí donde vuelvo de cualquier lugar vacio, el vacio
es más inmenso
si no te pienso, sino estoy segura de que respiras
tal vez los loros, se han de llevar el estrés humano al
vacio
ese lugar frio e inhabitado para gente como tú y yo,
a veces me engaño, e intento creer que el vacio está
lleno
de esos 100,000,000 loros azules que despediste aquel
otoño, aquel marzo
en algún país.
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