10/11/17

Irse

Tengo pocas cosas para llevarme, a dónde iré tal vez al monumental
silencio de las ciudades deshabitadas a la triste estación de un tren
infernal, a una calle de mendigos, a dónde iré.

Cada día la misma melodía sintonizando esa amarga estructura
esa larga lista de cosas necesarias para la vida
dos frascos de crema
un litro de aceite
dos frascos de café
cada día con las mismas voces, de buenos días no han de variar nunca
tal vez el color del invierno este año sea otro
mi abuelo me enseño que la sombra es tan solo un invento de los
humanos para no sentirse solos y vacíos
para no dejar de sentirse importantes,
para no pensar en ellos, en su condición por dentro en sus manos
rasgadas de tanto suceso
a dónde  irán los sucesos que ya hicieron daño
es difícil enumerar las listas de sucesos terribles,
necesito respirar,
necesitas respirar,
estoy avanzando sola, dos maletas y un montón de palabras
cada palabra encierra, un mundo articulado entre tanto movimiento
entre tanto suceso, la tarde de octubre puede ser una hermosa
tarde lumínica de noviembre,
pero a dónde iré,
si cuando digo sol es rio
y cuando digo noviembre aún  no es noviembre
porque es fácil mover los días
pero es más fácil dejar de pensar en los caminos
eso decía mi madre, cuando su miedo, fue creciendo de que tanto
camino se me acabará al tanto pisar, tus ojos madre mía, tal vez me
recuerden el camino de vuelta, tal vez me tracen en pos de que marchar
hay un lucero encendido al fondo de la montaña
hay un atardecer lumínico de noviembre al fondo de la montaña
hay una luz encendida en mi pecho frio
dónde quedó el frio, ese día que posaste tus manos sobre las mías
desde ese día solo sé sonreír,
y sigo pensando a dónde ir
y sigo marchando en pos de la esperanza

y sigo buscando el precioso atardecer de aquel abril.
 

1 comentario:

  1. Si alguien desea enviarme algún comentario puede hacerlo, a mi correo personal fotosypoemitas@gmail.com Gracias

    ResponderBorrar

Y de qué me reía yo.

  Los días fueron difíciles pedazos de mi cuerpo se rompían en automático, trozos de heno resbalan en mis ojos, cada lagrima como miles de l...